El mundo es más que tú y yo, separados o juntos. Es más que tú pueblo y el mío, mucho más grande que Zacatecas, estados vecinos y todo el país; el mundo es más que América y sus continentes hermanos (con todo y chinos, rusos e indios). El mundo es más que su enorme circunferencia, más que sus finitos recursos naturales, y más que la historia acumulada en el paso incesante de los siglos y milenios.
Podrás tener la cantidad más estratosférica de lingotes de oro, vivir en Dubai, tener leones y fieras cautivas en tu zoológico personal, manejar el yate de millones de dólares, tener VISA y un jet privado para llevarte a cualquier sitio cuando se te antoje y dé la gana. Podrás tener miles de esclavos y un harem infinito de las mujeres más bellas y complacientes del Universo. Podrás tener todo eso y muchas cosas, pero debes saber que ni con todo eso junto y multiplicado, comprenderás lo que en verdad es el mundo.
Tu pequeñísima vida, tus emociones cambiantes, la fragilidad de tu salud y tus poquísimas fuerzas de animal humano, no te servirán de nada si en tu alma no vive la semilla del amor fraternal, el ideal inquebrantable del progreso, la pasión encarnada por un amor intenso y la gratitud de las personas sencillas.
Quién pueda comer un plato de lentejas, seguro podrá degustar la comida más extravagante. Quién pueda atender los problemas del otro, seguro es una buena persona. Quién encuentra la belleza en las cosas olvidadas, seguro aprecia los atardeceres. Quién se esfuerce en comunicar el cariño a sus semejantes, seguro sabrá amar a la persona indicada. Quién atienda amablemente a sus padres y esté orgulloso de ellos, seguro sabrá entiende lo que es el esfuerzo.
Pero aún así, no sabremos lo que realmente sea el mundo. Nunca nadie lo ha sabido, ni lo llegará a saber. No existe memoria natural ni maquilada que pueda albergar tanto conocimiento.
El mundo es lo que existió antes de que hubiera testigos; son las vidas sepultadas por las olas, el mar, el tiempo y la historia; las vidas inconclusas, los amores incompletos, los secretos jamás contados y los libros que ardieron en Alejandría… pero ni ésto que describo es una ínfima parte de lo que el mundo es verdaderamente.
Nunca lo sabremos.
Nunca de los nuncas, es mucho más que la eternidad.
D E R
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